Amor lo ocupa todo, sin remedio, cuando le tengo delante.
Mis dedos se muren de ganas por seguir mi mirada y recorrer, a caricias, cada uno de sus perfiles, mi boca se muere por seguir a mis dedos y recorrerlo todo entero a besos y el corazón se dispara así, con solo mirarlo y soñar que tras mi mirar pudieran ir mis dedos y mis besos.
Pero mis dedos se paran en su pecho, como pidiendo permiso a su corazón y mis labios en su mejilla, en un beso casto porque no encuentran la autorización para beber de sus labios, el corazón simplemente deja de latir para escuchar a mi mente que nunca le deja hablar y esta susurra: detente, ¿no ves que él no quiere?.
Y no, no quiere, o no puede, tanto tiempo y aún no lo sé, pero mi mirada vuelve a perderse en sus perfiles y tras ella sueñan mis dedos y mis besos, que se quedan siempre en su pecho y en su mejilla y cuesta, ¡ay cuanto cuesta contenerse! cuando el corazón se dispara dejando de nuevo la mente silente y Amor lo ocupa todo de nuevo.
Lo escribí para el jueves que llevó Matices para el día de los enamorados, por problemas técnicos y de tiempo no pude publicarlo para la convocatoria, así que ahí lo dejo como un susurro más de los que se lleva el viento.