Porqué quieres enamorarme, mis escamas son afiladas y si te acercas, aunque yo no quiera te cortarás, luego me dolerá contemplar tus heridas, las lavaré con agua salada, pero escocerá y terminarás odiándome a pesar de estar cuidándote.
Voy a enamorarte sirena, quieras tú o no quieras…
Me molesta tu insistencia y me revuelvo incómoda en la roca, te ríes de mí al notarlo y me regalas una de esas amplias sonrisas que me sonrojan…
No insistas, ya te avisé que tengo el corazón cubierto de escamas, un mar infinito por explorar y no quiero ni puerto ni pecera donde regresar.
Lo susurro bajito porque no quiero que mi voz te hiera…
Me rodeas, me abrazas por la espalda, despliegas tus alas y echamos a volar… de nada sirve que me resista, que te haya dicho mil veces que las sirenas solo somos de mar y de tierra, el vértigo me invade y retuerce el estómago hasta cortarme la respiración, vuelas al ras del agua para que pueda rozar las olas con mi pelo y luego aterrizamos suavemente de nuevo en la roca, me cuelgo de tu cuello para no caerme y posas un beso en mis labios que provoca un vértigo peor en mi que el vuelo…
Hasta mañana sirena…
Te vas y se que tengo un día entero para volver a pegar mis escamas antes de que vuelvas para arrancármelas o desaparecer, que se bien que eres pescador de sirenas, pero no cuidador de corazones…
SUBIR A LA MONTAÑA
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*Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región
montañosa de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando
Isabel...
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