miércoles, 30 de octubre de 2013

Cuestión de amor

Si algo sé, es que todo es una cuestión de amor, el amor mueve el mundo.


El problema es que te quieres tanto a ti mismo que no hay sitio para nadie más, y es triste descubrirlo después de tantos años, de tanto amor derrochado.

No, no es que no supiera que siempre te has querido más a ti que a mi, pero saber que solo te quieres a ti y que todo el que no te sirva e idolatre lo sacas de tu círculo sin el más mínimo pestañeo, sin el más mínimo remordimiento de conciencia si que me sorprende.

¿Que es lo que quieres que te aportemos?, ¿qué te diga que has sido un buen esposo, un buen amigo, un buen yerno, cuñado y PADRE?, engatusarte diciéndote lo maravilloso y perfecto que eres y que el resto del mundo está equivocado, sonreírte, mimarte y llevarte con engaños a donde yo crea que tengas que ir, ¿mantener a tus hijos hasta que puedan ellos hacerlo por si mismos?, cumplir con tus obligaciones de hijo, de hermano, de tío, de persona que se relaciona por amor con el resto del mundo… si, se que sería fácil hacerlo, tus hijos también saben que eso sería fácil, pero nacimos con algo que se llama dignidad, no solo la nuestra propia, si no de las personas que amamos y no nos gusta manipular ni engañar, lo siento, no nos sentiríamos buenas personas si lo hiciéramos y el amor conlleva ser sincero, criticar si es necesario, pelear y reñir si hace falta y sobre todo humildad, para conocerse a través de la gente que te quiere, reconocer nuestros errores y crecer…

Si, si algo se es que todo es una cuestión de amor, y yo ya no lo encuentro de ninguna forma ni color dentro de mí, ni siquiera odio, es un cansancio absoluto, como el de haber corrido una maratón y haber llegado a la meta y saber que ya solo me espera el descanso.

Si mis hijos no tienen padre, tú de repente has desaparecido de mi corazón y contigo un lastre que arrastro desde hace miles de años, desde tanto que ya formaba parte de mi propia piel y ahora me siento libre por fin de ti y de ese maldito lastre que has sido en mi vida agotándome hasta casi la aniquilación.

Pues si, todo es una cuestión de amor y es cierto que hemos recorrido un largo camino juntos, pero no nos conocemos, nunca nos conocimos porque el amor a veces es ciego y yo te amé demasiado, luego, cuando me di cuenta de que ya no te amaba ni desde cuando, intenté cambiar el color del amor, al fin y al cabo eras el padre de mis hijos, pero ese no te valía ¿verdad?.

Solo te deseo que te sientas tan liberado como yo, que seas feliz y nunca te arrepientas de haber echado de tu vida lo único bueno que tú has aportado a la mía, mis hijos.

Y claro que no voy ni a perder el tiempo en decírtelo, esto es solo uno más de esos desalientos que necesito sacar del pecho y se quedará aquí colgado de este espacio que recoge estos susurros de tinta que no tienen voz.