lunes, 17 de diciembre de 2012

Días sin relojes.



Calla sus versos para no llamarte,
débil corazón que el adiós no acata,
estos días sin sus relojes lo mata,
silencia su voz para no tocarte

Que se desploma, no quiere contarte,
el cielo gris con reflejos de plata,
sin tener tu voz que a las nubes lo ata,
implosiona mudo por no abordarte.

Qué hago con este corazón errante
que hizo de ti, entre tu pecho, su casa
y se niega a dejar de ser amante

haciendo de mí una vacía carcasa,
este vivir sin latidos, causante,
de ver como lento su tiempo pasa.

martes, 4 de diciembre de 2012

Un sueño en Navidad

Andabas malhumorado, refunfuñando, mirando con el cejo fruncido a todo el que pasaba por tu lado, te paraste de repente bajo las luces de navidad que ya adornaban la calle y gruñiste sin siquiera mirarme:
-¡Que despilfarro!, las navidades no son más que un invento comercial, en vez de gastar dinero en luces, en regalos que no sirven para nada, ya podrían emplear ese dinero en dárselo a la gente que lo está pasando mal.
Yo no dije nada, volví a caminar a tu lado cuando tú comenzaste a hacerlo de nuevo, y con la cabeza agachada intentaba ocultar mi media sonrisa para que no pensaras que me reía de ti.
Seguías hablando a regañadientes, tu semblante cada vez más serio y viendo que yo no te decía nada de nada, ya no pudiste aguantar más y te paraste frente a mi.
-A ver, dime, ¿qué es lo que le ves a la navidad?, no eres creyente, no te gustan las compras, no necesitas ropa porque te visten tus escamas, siempre me hablas del colorido del fondo del mar, así que las calles adornadas te parecerán grises, entonces, ¿qué es lo que te gusta?, venga, dime.
Me acerqué a ti y te abracé para poder susurrártelo al oído y decirte:
-Me gusta que alguien tuviese un sueño y que en vez de olvidarse los humanos fueseis capaces de alimentarlo y hacerlo crecer y lo que es más sorprendente, compartirlo al unísono en muchas partes del mundo, y que de una forma u otra, la idea del amor y la paz lleguen a la vez a todos los rincones, no deja de sorprenderme el corazón humano, eso es lo que me gusta de la Navidad y si no me cuentas que es lo que te pasa en realidad, el porqué a ti no te gusta o que es lo que te pasa hoy, niño, no sabré como ayudarte, si es que te puedo ayudar a aprender a soñar.
A veces hay que dar un descanso a la mente, dejar de exigirse constantemente y abandonarse sin racionalizarlo a una idea, apasionarse y entregarse a ella y simplemente descansar y disfrutar, ¿me dejarás entonces enseñarte a soñar?, porque me has llamado para eso, ¿no?.
Sentí como la tensión de tu cuerpo se relajaba, rodeaste mi cintura con tus brazos y por primera vez desde que nos encontramos te dejaste abrazar y me devolviste el abrazo.
En un suspiro casi imperceptible dijiste, “estoy muy cansado”, y escondiste tu cara en mi melena.
-Pues ya sabemos por donde empezar, hoy solo descansaremos de la realidad, solo para volver a coger fuerzas, niño, pero hoy, solo nos dedicaremos a soñar y estas bonitas luces navideñas nos van a ayudar.


Epílogo:
No es malo soñar, no podemos sostener sobre nuestros hombros el peso del mundo constantemente, y no es malo olvidarse un ratito de las penas, de los problemas y disfrutar un poco de la Navidad, de los sueños y volver con energías renovadas para caminar con pié firme por el suelo, y eso lo dice una sirena, que mira que le cuesta…