Intento que salga algo del corazón, de verdad que lo intento, pero mi corazón es rebelde, cuando quiero que calle habla, y a fuerza de contenerlo se me volvió de coral rojo, del más duro, del más puro, pero no pude evitar esos pequeños agujeritos que conforman el coral, lo he probado todo, a taparlo con algas, pero estas se descomponen con el tiempo, con fina arena de las playas, pero se escurre silenciosa y termina dejándolos al descubierto y a traición y sin avisar va y habla y hoy que quiero que hable ¡nada!, ni un susurro, ni un latido, sigue ahí inmutable y calla, duro y frío como mis escamas, silencioso como las profundidades abisales, lo confieso amigos míos, temo que el corazón de esta sirena haya muerto y decidme, ¿como se resucita un corazón de coral si ha muerto?...
Otras historias desde el corazón este jueves las encontraréis en casa de mi Tocaya preciosa "Lugar de encuentro"