Este jueves un relato: "Historias para no dormir"

Esta historia es tan real como que solo hay dos pasiones que pueden llevar a las más extremas de la locura, una es el amor y otra la codicia.

Ella no era gran cosa ante el espejo, menuda, insignificante, ni fea ni bonita, solo pasaba desapercibida, El era apuesto, sensible, inmensamente rico, su colección de arte heredada de la afición de su madre era incalculable, su fortuna no la podía igualar ningún hombre de su época.

Ella solo había heredado de su padre el oficio de administradora y abogada de la familia de Él y el amor secreto que su mismo padre profesó a la señora y ahora ella a su hijo… El la quería como a una hermana, una confidente, sin dudarlo sabía que era su mejor amiga y Ella se había resignado a esa forma de estar a su lado y se había jurado protegerlo y cuidarlo hasta el fin de sus días o los de Él.

Cuando llegó con la Otra solo su presencia iluminaba la mansión, era bella, elegante, como los cuadros que adornaban las paredes de la mansión, de familia bien acomodada, rica se podría decir si no se comparaba con la fortuna de Él, se conocieron en el club y él se quedó prendado de su belleza solo con verla.

Se casaron, Ella se encargó de que todo saliese perfecto, que fuese el día más feliz para El, solo verlo feliz le hacía feliz a Ella…pero un día sorprendió a la Otra curioseando sus perfectamente ordenados, documentos de finanzas y como Ama le preguntó mil cosas que le hicieron sospechar de sus malas intenciones y poco amor con respecto a Él y como fiel empleada, fiel amiga, fiel amante se lo contó a El… La mirada que Él le echó le partió en dos el alma, la trató de loca, de demente, de envidiosa de un amor como el de Ellos y se bebió sus lágrimas.

Cuando él enfermó no durmió ni un solo minuto en los días que deliraba en su cama, la Otra simulaba su aflicción alrededor de su lecho, Ella se convirtió en su amiga y su apoyo. El día del funeral fue el hombre sobre el que lloraba la afligida viuda y se quedó con ella dentro del panteón hasta que salió la última persona de la comitiva funeraria.

Las vieron entrar en la mansión y cerrarlo todo a cal y canto y al paso de los meses el ama de llaves y el cochero, empleados de la familia de toda la vida ya preocupados hicieron echar la puerta abajo y no encontraron rastro ni de la Otra ni de Ella, en el suelo vestimentas negras y pelucas que parecían disfraces de Ella de la Otra.

No hubo rincón del mundo donde no les buscaran sin hallarlas por lo que ya solo quedaba el panteón familiar, costó dos largos y arduos días derribar la puerta, dentro el espectáculo era dantesco, la Otra con cara desfigurada por el terror parecía haber arañado la puerta hasta perder no solo las uñas, si no hasta las yemas de los dedos, Ella sentada al lado del sepulcro tenía una hermosa sonrisa…

En las paredes los cuadros colgados de la colección por orden expresa de un testamento que Él firmó sin mirar porque confiaba en Ella, el eco de la voz de Ella susurraba, en cuanto se cierre la puerta serás dueña de ellos, no antes, ya te dije que confiaras en mi Ama, encontraría la forma de burlar la manía del Amo…la idea la sacó de una antigua película…

El cochero al verlas se quitó el sombrero y solo pudo decir:

“Solo la muerte muestra la verdadera cara, horrible o hermosa de cada ser, que falsos son los espejos"


El resto de jueveros terroríficos o asustados en casa de Gus