martes, 27 de octubre de 2009

EQUIVOCARSE


Bajar la mirada y ver el suelo por el que uno se arrastra,
beber lágrimas que corren por dentro por no llorarlas,
gritar sin voz las palabras que nunca sandrán de la boca,
aguantar el dolor que produce hasta el roce del viento,
llenar el silencio con el ruido de los latidos en las sienes,
buscar infructuosamente los escudos del alma,
rechazar la compañía y buscar la soledad en un rinconcito,
oir el espantoso rugido del dolor en la cabeza,
contemplar impotente el muro que no te deja avanzar,
ver las manillas del reloj correr más que las horas,
buscar la forma de arañar los sueños para que no vengan,
tirar todas las palabras a la papelera que no sirvieron,
guardar los sentimientos que fueron erróneos,
intentar cargar con el peso de la impotencia,
reconocer que ya nada más se puede hacer
y rendirse a lo que tienes delante y no quieres ver.

Cuanto me cuesta reconocer que me he equivocado...
más me cuesta sobrellevar la tristeza de la pérdida.

1 comentario:

Susurros de Tinta dijo...

Este poema lo escribí en Agosto del 2007, pero al releerlo y leer el comentario que ahora pongo me doy cuenta que siempre cometemos las mismas equivocaciones... y que las seguiremos cometiendo...
Las relaciones humanas son algo así como fletar un barco para un viaje que nunca se sabe hasta donde nos llevará ni cuanto durará, pero cada uno apuesta por el trayecto y la duración, así uno prepara cajas de avituallamiento según cree que el otro va a meter, cuando en medio del mar te despiertas un día y ves que estás solo en el barco está claro que esa persona no apostó como tú, y si encima antes de irse ha tirado al mar tus cajas, que ni si quiera se las ha llevado, despreciando así tus sentimientos, está claro que no te quiere, pero ¿por eso duele menos?, ¿qué se aprende con eso?, ¿en el próximo barco meterás menos cajas?, o te embarcarás y a medio trayecto ¿serás tú quien abandone antes que lo haga el otro?, no, estas pérdidas no enseñan nada de nada, solo causan dolor, te dejan vacía y triste y cuando cojamos el próximo barco apostaremos de nuevo por un viaje largo, duradero y lleno de sueños porque hay personas que somos así, ¿no es cierto?, también es cierto que a veces aunque las cartas de navegación estén claras, la otra persona que se embarca contigo no las entiende y en medio del mar uno tira del timón para un lado y tú para el otro sin querer hacerle daño, ¿verdad?...lo que está claro es que las relaciones siempre son una apuesta, y no me refiero solo a las amorosas, si no relaciones humanas de cualquier tipo.
Miles de besosssssssssssss.