SE VAN SUS NAVES
Vino desde tierras lejanas donde no existe el mar, aquí tampoco hay mar, por eso siempre lo añoro, no se si fui yo quien le enseñé como bucear en mis ojos y pasear por el fondo del mar o simplemente sabía como hacerlo, el caso es que buceó. Él es el único ser que me miró sin miedo ni asustarse de mi cola de pez, puede que por ello yo si me asustase de él.
Al verme retroceder donde lo había provocado, armó su propia flota, nada lo detiene, es valiente, obcecado, nunca se pone límites, es un hombre con alma de pez… ¿cómo no enamorarse de él?.
Me miró desde lo alto de proa y me preguntó con la mirada tres atardeceres, tres, si iba a irme con él y yo no contesté, barada en la arena el ancla del miedo y mil cosas más que no entiendo me mantienen estática en la arena de la playa.
SE VAN SUS NAVES, por muchas vueltas del derecho y de revés que le de SE VAN SUS NAVES, ya no me mira, me tendió su mano llena de posibles, de sueños, de aventuras, de latidos, de deseos, de amor y yo me reforcé de escamas de acero… ¿o simplemente lo imaginó mi deseo?
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Solo sé que ahora contemplo como SE VAN SUS NAVES, y lo leo del derecho y del revés, a través de un mar salado que se desborda por mis pestañas y no puedo ya hacer nada, SE VAN SUS NAVES y yo, sirena cobarde, me quedo en la arena barada y sin saber si una caricia suya sería capaz de hacer caer todas mis escamas.