Decido volver a incorporarme a los jueves, (bueno, no yo, si no mis deditos que ya necesitaban escribir) y me encuentro con la propuesta de Juan Carlos que se habrá quedado más ancho que largo al proponernos este tema tan complicado... ya me estoy arrepintiendo de haber vuelto y eso que aún ni he empezado, veremos donde me lleva esto, algo me dice que a nada bueno.
En C.O.U. (curso que se corresponde hoy día con segundo de Bachillerato) casi no me suspenden Filosofía porque me negué a hacer un trabajo sobre San Agustín, yo insistía a D. José que eso que el mal era la ausencia de bien (como la ceguera es ausencia de la vista) era tan absurdo que me era imposible leerlo y concentrarme para hacer el comentario de texto, menos mal que los profesores de antes nos obligaban y hacían oídos sordos a nuestras protestas, porque si no hoy no conocería esta absurda (no me he caído de mi burro) teoría de San Agustín que con los años la he ido transformando a mis propias creencias y experiencias, si Dios es perfecto, omnipotente, infalible, ¿como iba a dejar espacios sin rellenar de bien, por mucho que se intente apartar el humano del camino del bien?, por tanto llegué a la conclusión que Dios no existe y que efectivamente el mal se cuela donde el bien no tiene cabida (si, lo se, si San Agustín levantara la cabeza y viera lo que he hecho con su teoría se volvía a morir del sofocón).
Pero no es Dios si no los hombres los que tenemos que rellenar esos espacios con el bien, pero para eso debemos tener definido el bien y ahí voy con otra de mis teorías particulares, el mal es todo lo que daña a otros o a nosotros mismos, ¡toma ya!, para definir el bien por tanto, le doy la vuelta a la tostada y digo, TODO LO QUE NO ES MALO ES BUENO, así que si por dejadez, cobardía, por vaguedad, por egoísmo no hacemos el bien que podemos hacer, definitivamente dejamos un hueco para el mal y nos estamos comportando mal.
Es más y me permito ir aún más lejos, si hacemos un mal gratuito, no sólo dejamos hueco para el mal, en este caso estamos destruyendo un bien que estaba y nos lo hemos cargado de un plumazo, por tanto aquí me contradigo a mí misma y EL MAL ES CAPAZ DE EXISTIR POR SI SOLO sin necesidad de esas ausencias de bien e incluso destruir el bien, ¡ay!, de esta me cargo directamente a mi profesor de filosofía si cayese en sus manos este intento fracasado de paradigma que me he sacado de la manga para analizar el mal y eso que en cinco años no lo vi alterarse ¡ni una sola vez!.
Lo que si tengo claro es que EL BIEN ES UN ESFUERZO DIARIO, UN ENORME TRABAJO QUE NO SIEMPRE ES AGRADECIDO PERO SI GRATIFICANTE EN SÍ MISMO, que no entiendo ni entenderé jamás el mal gratuito e injustificado, entiendo la vaguedad a la hora de hacer el bien, no somos infalibles y nos cansamos, ¿pero y ese mal gratuito?, no sé, por poner un ejemplo: eso de que arañen un coche con una llave, ¡¿alguien me explica que disfrute, compensación o satisfacción tiene el degenerado que hace algo así?!.
Solo sé e insisto en ello que malo es todo lo que hace mal a los otros o a nosotros mismos y que cualquier justificación moral, social o íntima no es más un calmar nuestras conciencias, TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS SABEMOS LO QUE ESTÁ BIEN O MAL y cuando no hacemos el bien, somos egoístas y malas personas, pero somos humanos y fallamos y nos agotamos, incluso hay veces que el hacer bien a alguien nos daña a nosotros mismos o a otros y que no es nada fácil y ese conocimiento sobre mí misma hace que cada día me esfuerce por ser mejor, así que tened paciencia conmigo, seguid enseñándome, porque yo, aquí y ahora, confieso delante de todos mis amigos que no soy infalible y que por mucho que lo intente, irremediablemente, SOY UNA MALA PERSONA.
...ya, ya veía yo venir que esto de filosofear no me iba a llevar a nada bueno y encima ni he empezado a leer al resto de compañeros “jueveros”, mi pobre neurona oxidada de esta no sale viva, Juan Carlos, ¡esta me la pagas, por mis escamas que me la pagas, palabra de sirena!
Más males bien intencionados donde el amable conductor de este Jueves, nuestro amigo
Juan Carlos